lunes, 17 de febrero de 2020

Sabiduría 10 (Mª Victoria 16/12/2019)

A lo largo de la lectura del Libro de la Sabiduría hemos sido partícipes de varias reflexiones del autor, como la naturaleza y los frutos de la misma, o de su importancia para el destino del hombre, entre otras cosas.
En este décimo capítulo, presenciaremos el inicio de una nueva reflexión, esta vez destinada a resaltar la labor de la Sabiduría en la historia del pueblo de Dios. Comienza así recordando a Adán, el primer hombre de la Creación; a Noé, que siguiendo la voluntad del Padre, creó un arca para salvarse del diluvio; a Abrahán, Padre la Fe; a Lot que, al contrario que su mujer, abandonó obediente la ciudad de Sodoma; a Jacob a quien el Señor amparó, protegió y bendijo; a José que rechazando la tentación y el pecado alcanzó el reconocimiento del Faraón gracias a su capacidad para interpretar los sueños; y finalmente a Moisés, el Santo Profeta que, al servicio del Padre, liberó al pueblo de Israel de la esclavitud.
De este modo, el autor refleja cómo la Sabiduría siempre acompaña al hombre justo (zaddik[1]), es decir, al hombre fiel y bendito que al confiar plenamente en el Señor vive y aprende a comprender internamente la Palabra de Dios.


[1] Ratzinger, J. (Benedicto XVI), 2012, La infancia de Jesús. Barcelona (España), Planeta, P. 45.

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