lunes, 18 de noviembre de 2019

Sabiduría 5 (Karl 11/11/2019)


El capítulo 5 del Libro de la Sabiduría presenta el juicio final de los impíos y el destino de vida eterna de los justos. En él se describe cómo, delante de los impíos, aparecerá en pie el justo al que despreciaban y afligían en vida. Al verlo se aterrorizan, pues se dan cuenta de que el orgullo y la riqueza que tenían en vida no sirven de nada; y se lamentan por no tener una “señal de virtud que poder mostrar” porque no han dejado ningún rastro bueno.

Este texto no habla del juicio de los pecadores sino de los impíos. En los ladrones crucificados a cada lado de Jesús encontramos un ejemplo de esta diferencia entre pecador arrepentido e impío. Al fin y al cabo, Cristo vino al mundo para llamar a los pecadores. El justo que cita el texto, que está en pie ante los impíos, no los condena sino que los propios impíos se dan por condenados sin pedir auxilio.

Como texto del Antiguo Testamento, encontramos la plenitud de lo que revela en el Nuevo, en concreto, en la visión del Juicio que da el Apocalipsis. Así, si cuando nos encontremos delante del único Justo, del cordero degollado que está en pie ante el trono de Dios, no tenemos suficientes señales de virtud que hayan dejado rastro como para que seamos contados entre los justos por nuestros méritos, miremos a las llagas que sí que han dejado un rastro eterno en el cuerpo resucitado de Cristo porque, al acogernos a ellas con la virtud de la humildad, somos justificados.

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