jueves, 17 de octubre de 2019

Sabiduría 1 (Javier 07/10/2019)

El Libro de la Sabiduría es un escrito del Antiguo Testamento compuesto en griego posiblemente en Alejandría de Egipto, cerca de la era cristiana.

Este libro nos propone fundamentalmente tres recorridos de pensamiento teológico: 1) la inmortalidad bienaventurada para el justo (Cf. capítulos 1-5); 2) la sabiduría como don divino y guía de la vida (Cf. capítulos 6-9); y 3) la historia de la salvación (Cf. capítulos 10-19).

Salomón vivió diez siglos antes del autor inspirado del Libro de la Sabiduría pero, sin embargo, ha sido considerado como el iniciador y artífice de toda una reflexión sapiencial posterior. La oración en forma de himno, puesta en sus labios, es una invocación solemne dirigida al «Dios de los padres y Señor de la misericordia» (9,1) para que conceda el don preciosísimo de la sabiduría.

Podríamos seguramente decir que este primer capítulo queda resumido en el versículo que lo inicia. Estaréis de acuerdo conmigo en que el corazón de todo hombre anhela justicia, verdad, bien, belleza… pero sin la sabiduría se encuentra perdido, sin luz que lo guíe en sus decisiones, en sus opciones de cada día. Se trata de una sabiduría que va más allá de nuestra inteligencia o habilidad, es la participación en la mente de Dios.

Los Padres de la Iglesia, siguiendo a San Pablo, han identificado en Cristo la Sabiduría de Dios. Salomón, considerado el rey más justo y sabio, es una prefiguración de Jesucristo.
Tenemos la experiencia de ver frustrados, en muchas ocasiones, los nobles deseos de nuestro corazón. La muerte de los que amamos, el justo despreciado, el inocente condenado… son impotencias que claman al cielo y esperan respuesta.
En efecto, en Cristo se cumplen las palabras de la Escritura, la justicia vence a lo que la frustraba, la muerte y el pecado.

Queda una advertencia fundamental. El justo sólo puede buscar a Dios con sencillez y humildad, confiando en su bondad providente y obrando rectamente. No hay otro camino, no nos engañemos, todo lo demás es de impíos y necios que van hacia la muerte. ¡Ánimo! No nos cansaremos de repetir que es Dios el que sale a nuestro encuentro, que Él se interesa por nosotros, que está siempre atento como el buen esposo a su amada. ¡Perseveremos en fidelidad para ser santos, con decisión y entrega en la batalla de la vida!

Os animo a escuchar este pasaje de la Escritura, con los oídos atentos, la mente despejada y el corazón bien dispuesto a recibir al Señor.

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