En este cuarto y último capítulo del libro de Rut se nos narra la concesión de la ley del levirato, recordemos que Booz no era el pariente más próximo al que correspondía redimir las propiedades de Elimélec. Por este motivo, Booz busca a ese pariente con intención de preguntarle, en presencia de los ancianos del lugar, si está dispuesto o no a actuar como goel de Noemí y Rut. Éste declina hacerlo y como muestra de esta decisión le entrega su calzado a su pariente. Con esta acción, Booz puede asumir la responsabilidad de adquirir las posesiones de Elimélec tomando finalmente a Rut
como esposa. De este matrimonio nacerá un hijo varón al que llamarán Obed.
Como bien nos muestra Rut con su ejemplo, sólo cuando se confía plenamente en el Señor es cuando es posible la acción del Espíritu. Ella, dejando atrás a toda su familia en Moab para cuidar de su suegra Noemí, se convierte en la bisabuela de uno de los personajes más importantes de la historia judía: el rey David.
Así finaliza este breve libro de la Biblia en el que se nos presenta de una manera clara y concisa el elemento primordial que sustenta la vida de todo cristiano: la confianza plena en el Señor y en su acción providencial en nosotros. Es precisamente esto lo que Jesús nos quiere hacer entender cuando nos anima a confiar plenamente en el Padre, como bien recoge el evangelista Mateo:
“No os angustiéis por vuestra existencia, qué comeréis o qué beberéis; ni por vuestro cuerpo, cómo vestiréis; ¿no vale la vida más que el alimento y el cuerpo más que el vestido? Mirad a las aves de cielo, que no siembran, ni siegan, ni reúnen en los graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta: ¿no valéis vosotros más que ellas? […] Buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura” (Mt, 6, 25).
No hay comentarios:
Publicar un comentario