martes, 18 de marzo de 2014

Josué 4 (Cristina 17/03/2014)


Tras el paso en seco del pueblo de Israel por el Jordán (narrado en el capítulo anterior) se nos viene a hablar de las doce piedras conmemorativas que se erigieron en Guilgal, al oriente de Jericó.
Yahveh habla con Josué y le manda sacar doce piedras del medio del Jordán (una por cada tribu israelita) que deberían ser depositadas en el lugar en el que pasaran la noche. Así Josué, hizo cumplir las órdenes de Yahveh y encargó a doce hombres la tarea de portar y depositar las piedras en el lugar donde acamparan.
Con este gesto, se pretendía que cuando las generaciones futuras preguntaran sobre la naturaleza de esas piedras, pudieran dar testimonio del propósito, presencia y poder de Dios para con su pueblo. Cuando los israelitas dudaran acerca de su fe, podrían regresar a ver esas piedras, recuerdo de sus antepasados, y al recordar lo que Dios había hecho por el pueblo de Israel quedaría su fe restaurada.
Recordar el pasado es importante para la experiencia presente y futura con Dios. Construye en nosotros la fe, la confianza y la esperanza. Nuestros momentos con Dios son como esas piedras. Cada vez que nos vienen dudas, necesitamos recordar para así permanecer unidos con Dios.  Es importante tener suficientes piedras conmemorativas en nuestras vidas que nos ayuden a restaurar nuestra fe en momentos de debilidad.  Recordar que Dios nos ama, dejar a un lado nuestras quejas y recordar que es Dios quien dirige.

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