martes, 11 de marzo de 2014

Josué 3 (Alberto 10/03/2014)


Si en el capítulo de la semana pasada veíamos un recuerdo de la primera Pascua, en el de hoy encontramos otro paso distinto: el pueblo de Israel cruza el Jordán, recordándonos otro pasaje del Éxodo, el paso del Mar Rojo.
Hoy vemos a Josué que, tras haber recibido la información que le trajeron los espías que mandó a Jericó, se pone al frente de los israelitas encaminándose a las orillas del Jordán, donde acampan por tres días. Al cabo de los cuales, Josué dispone al pueblo para la marcha con el Arca de la Alianza encabezando la marcha, según los mandatos que ha recibido del Señor, y les anuncia que Él volverá a obrar maravillas ante sus ojos. Poniendo su confianza una vez más en Dios, los israelitas emprenden la marcha y, aun pareciendo imposible, contemplan como, de nuevo, Dios les facilita el paso secando el lecho del Jordán justo en el momento en que los pies de los sacerdotes que portan el Arca tocan el agua. Así, mientras que éstos permanecen quietos en medio del lecho seco, Josué y todo su pueblo comienzan el paso por lo que antes fue agua, hasta que cruza todo Israel.
El detallado relato que se ofrece ha hecho a algunos pensar en un fenómeno perfectamente natural. Lo fuera o no, lo que en este capítulo se nos transmite es la confianza del pueblo de Israel en Dios, confianza que se ve recompensada extraordinariamente con el paso del Jordán, que les permitirá alcanzar su nueva vida en la Tierra Prometida. Siendo herederos de Israel, pongamos también nosotros nuestra confianza en el Señor, que nos ayudará a superar todos los obstáculos que se nos presenten en el camino hacia nuestra Vida en Él.

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