miércoles, 20 de noviembre de 2013

Apocalipsis 20 (Mónica 18/11/2013)

Este capítulo del Apocalipsis se compone de 3 apartados. En la primera parte se habla del milenio, es decir, los mil años en los que Satanás será encerrado en el abismo por un Ángel bajado del cielo. Se habla de la captura y encarcelamiento de Satanás durante 1000 años, tiempo en el cuál Cristo reinará en la Tierra en justicia, paz y donde la naturaleza será restaurada a su belleza original. En el texto también se dice que hay unos tronos en donde se observan 3 grupos principales: primero, los que se sientan en los tronos y tienen la capacidad de juzgar, es decir, la Iglesia, los Reyes y sacerdotes, los cuales tendrán una gran responsabilidad dentro del milenio; segundo, los que fueron martirizados por causa de Cristo en la tribulación, es decir, los que fueron decapitados por dar testimonio de Jesús y por la Palabra de Dios; y por último el grupo de personas que sobrevivieron a la gran tribulación y no se sometieron ni adoraron a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron ninguna marca ni en la frente ni en las manos. Estos participan del Reino de Cristo siendo seres vivos no resucitados. También se menciona a todos aquellos que resucitan antes del final del milenio, los que participarán de la primera resurrección y de la Vida Eterna, de la resurrección de los muertos en Cristo, que son los Santos del Antiguo Testamento, de la Iglesia y los santos muertos en la tribulación. Por otra parte, se encuentran todos aquellos que no se sometieron a la bestia, en cuyo caso se levantarán al final del milenio y participarán de la 2ª muerte, de la condenación eterna y serán arrojados al lago de fuego, es decir, al infierno. Y por último se encuentran los que sobrevivieron a la tribulación y se sometieron a la bestia, los cuales  morirán en el juicio final.
La segunda parte de este capítulo habla del fin de Satanás, narra cómo pasados estos mil años, Satanás es liberado por un corto período de tiempo, pero lo suficiente para reunir a un ejército de rebeldes, de personas que no creen en Cristo. En este período de tiempo todos los niños que nacen viven en pecado y necesitan ser salvados con el Bautismo, necesitan nacer en Cristo, en la Fe. A pesar de que Satanás reúne un gran ejército y llegan casi al campamento de los Santos, Dios derrota a este ejército del mal haciendo bajar fuego del Cielo para consumirlos  y para enviarlos al lago de fuego, es decir, al infierno, junto con la bestia y el falso profeta, donde serán atormentados día y noche.
Y la tercera y última parte de este capítulo nos habla del último juicio, es decir, donde todos los que no participaron de la 1ª Resurrección serán juzgados ante el trono blanco de Dios según sus obras, según cómo hayan actuado a lo largo de su vida en la Tierra. En este juicio no sólo se abren los libros ya mencionados en otros capítulos del Apocalipsis, sino también el libro de la Vida, el libro donde se encuentran los nombres de aquellas personas que hayan obrado bien, las cuáles serán salvadas y vivirán una Vida Eterna. Por el contrario, todas aquellas personas que no estén en el Libro de la Vida serán condenadas a la segunda muerte y serán arrojadas al lago de fuego, al infierno.
La conclusión que yo obtengo de este pasaje del Apocalipsis es que actualmente está presente Satanás, está presente el mal y sus seducciones, y por ello debemos bautizarnos en Cristo, creer en Él y hacer el bien, no debemos separarnos de su lado ni dejarnos seducir por Satanás para así poder ser salvados en el juicio final al que iremos cuando llegue nuestra muerte. Sólo con Cristo y con la Virgen María podremos vivir una Vida Eterna, donde no habrá sufrimiento ni injusticias, sino sólo paz, armonía y felicidad. Debemos permanecer en Cristo porque Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Por ello os animo a ser evangelizadores de la palabra de Dios, os animo a dar a conocer a Cristo y a la Virgen María a todas aquellas personas que se crucen en vuestros caminos, ya sea en el trabajo, en la universidad, en la calle, entre vuestros amigos y familiares o incluso en el gimnasio. Debemos hacer conocer a Cristo, porqué sólo en Él encontraremos la Salvación.

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