miércoles, 2 de octubre de 2013

Apocalipsis 13 (Michelle 30/09/2013)



Comenzábamos el año 2013 con la lectura del último libro del Nuevo Testamento: El Apocalipsis, donde se pone de manifiesto la revelación de Jesucristo y donde Juan, autor del mismo, estando en la isla de Patmos, cae en éxtasis, se le aparece el Señor, y además recibe varias visiones.

Decía el V.3 del Capítulo 1: “Dichoso el que lea y dichosos los que escuchen las palabras de esta profecía y tengan en cuenta lo escrito en ella, porque el Tiempo está cerca”. Debemos recordar que a veces se asocia el término “apocalíptico” con catástrofes o el fin del mundo, cuando la realidad es que el Apocalipsis nos transmite un mensaje de Salvación,  el anuncio de la victoria y el dominio del Pueblo de Dios sobre el mal, sobre el enemigo, y que los cristianos estamos a la espera de ese momento ya que Dios es el Alfa y Omega, principio y fin de todas las cosas.

Los Cap 2 y 3 nos relatan las cartas que escribe Juan por inspiración de Dios a las Siete Iglesias de Asia. En ellas Dios les explica que conoce cada una de sus conductas, felicitándoles por sus logros y virtudes, pero reprochándoles todos sus pecados y errores, invitándoles al arrepentimiento y conversión para que puedan encontrarse con Él en el Reino de los Cielos, y así alcanzar la Vida Eterna.  

Con los Cap. 4 y 5 Juan tiene una nueva visión desde el trono de Dios, en donde vio veinticuatro ancianos y cuatro seres vivientes, y donde Dios entrega al Cordero un Libro Sellado donde se describen los destinos del mundo para que lo abra, pues es Jesucristo, el único digno de abrir el Libro los Siete Sellos que lleva, y que revela el plan que Dios tiene para cada uno de nosotros.

Desde el Capítulo 6 en adelante, se van abriendo cada uno de los sellos. Con los cuatro primeros aparecen cuatro Jinetes con los que Jesús vence a la guerra, al hambre, a la pobreza y a la muerte; y los siguientes nos presentaban las consecuencias de la victoria del Cordero según el uso hecho por los hombres de su libertad. También se puso en marcha un nuevo juicio representado por siete ángeles con siete trompetas, en los que se anunciaban los desastres sobre la naturaleza, además de los juicios sobre los hombres que había en la tierra que no llevaban el sello de Dios, pues serían castigados de una manera terrible por haber rechazado la Salvación.
En el capítulo 12 encontramos la Visión de la Mujer y el Dragón. Dios, que es misericordioso, envía a una mujer, María, quien dará a luz al Mesías, Nuestro Señor Jesucristo. Ella es perseguida por Satanás, representado por el Dragón, dispuesto a acabar con su Hijo cuando diera a luz, pero en combate con el Arcángel Miguel, el Dragón es vencido y arrojado a la tierra ya que el cielo no era lugar para él, mientras que María huía hacia el desierto durante un tiempo para protegerse y estar a salvo.

Después de esta períoca sobre los 12 primeros capítulos, comenzamos este nuevo curso en el ecuador de este libro con el capítulo 13.

Finalizaba el capítulo anterior con el Dragón despechado contra la Mujer ya que no consiguió su propósito, por lo que condenó a los que habitaban en la Tierra y en el Mar, y seguían el testimonio de Jesús. En esta perícopa, Juan se muestra receptor de una nueva visión en donde aparecen dos Bestias a las cuales les son otorgadas poder y autoridad por el Diablo.

Primero surge del mar una Bestia que recibió el poder del Dragón, y quien blasfemaba contra Dios, permitiéndole la guerra a los santos, y ser adorado. Por ello se repite una vez más las palabras del primer capítulo: “el que tenga oídos que oiga, pues aquí se pone a prueba la paciencia y la fe de los santos”.

Después surge la segunda Bestia, lo que algunos llaman el falso profeta o el Anticristo, y cuyo papel es hacer que el mundo adore a la primera bestia y se ponga a su servicio, ya que aquellos que lo hagan llevarán una marca para identificarles con él, la cifra de su nombre: el 666. Todos los habitantes de la tierra son seducidos por la Bestia. Resulta evidente que aquellos que no adoran a la primera bestia son los cristianos, los cuales serán perseguidos por ellos. En la historia, el Imperio Romano perseguía ardientemente a los cristianos por el hecho de que éstos, por su única fe en Cristo Jesús, se negaban a dar culto tanto al Imperio como al César. El hecho de llevar esta marca como signo de ser seguidores del Dragón, quien quiere ser adorado como un “dios”, nos recuerda que también Dios marcó con sellos a aquellos elegidos para alcanzar el Reino de los Cielos.

El significado del 666 es un misterio. Cuando se habla de este número, normalmente se asocia al Diablo o un número Satánico, pero ya vimos que el Diablo es identificado como el Dragón. En este lectura Juan llama a la Bestia con esta cifra y lo califica como “la cifra del hombre”, y llama a quien tiene sabiduría para descifrar su significado, por tanto, el 666 se asocia al nombre de un hombre, un hombre inteligente. El número 6 significa imperfección, ya que precede al 7 que es perfección, al igual que el 3, por lo que tres veces seis significa la perfecta imperfección, la imperfección total y llevada hasta el extremo, ya que si fuera perfecto, sería Dios, pero como dice la 1 Carta de Juan (4, 3): Y todo espíritu que no confiesa a Jesús, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, del cual habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo.

Es por eso que en este capítulo, se requiere de la paciencia de los Santos, de todos los que creen en Jesús. Les pide que tengan Fe, poniéndoles esta prueba frente a las Bestias. Hoy en día falsos profetas, perseguidores del cristianismo y seducciones materiales y paganas siguen acechándonos en el mundo. Sin embargo, los fieles cristianos tenemos que mantener la paciencia en la Fe y superar todas estas pruebas  que también Dios nos pone cada día, para que sepamos elegir entre el Bien y el Mal, defendiendo nuestra creencia, al igual que hicieron muchos mártires, como los mártires de Barbastro.

¿Cuántas veces nos hemos sentido diferentes o nos han señalado por ser cristianos? En nuestro entorno o círculo, universidad, etc, ¿o cuántos son cristianos, y cuántos de ellos celebran la Eucaristía cada Domingo?  Tenemos que ser pacientes, confiar en Dios, y como jóvenes tenemos una misión ya que hemos recibido la gracia de Dios y debemos transmitir la Buena Nueva, sin miedo, dando testimonio en el mundo de hoy, en esta sociedad que cada vez se aleja más del Padre y donde hay muchos obstáculos. Como nos suele decir el Padre Francisco: Ser cristiano no es fácil.

Así pues, nuestra marca no tiene que ser la de la Bestia, pues al tener oídos para escuchar las palabras de esta profecía, confiemos en que vamos a salvarnos siempre y cuando defendamos a Dios y seamos firmes en la Fe, llevando con orgullo la Cruz, que es nuestra marca, predicando y recordando su sacrificio en la Eucaristía, encontrándonos con Él en la Oración, y rezando también a María.

También el Papa nos recuerda que un verdadero cristiano soporta las humillaciones con paciencia y alegría, por eso finalizo con algunas palabras de San Vicente de Paúl donde nos recuerda que sigamos a Dios para ir a su encuentro en el Reino de los Cielos:

Tenemos que seguir a Jesucristo: “Primero, como hombres racionales, tratando bien al prójimo y siendo justo con él. Segundo, como cristianos, practicando las virtudes de que nos ha dado ejemplo nuestro Señor. Y finalmente, como misioneros, realizando bien las obras que él hizo y con un mismo espíritu, en la medida que lo permita nuestra debilidad, que tan bien conoce Dios.”


Es el Año de la Fe, confiemos en Dios, seamos pacientes, y combatamos cada obstáculo con Fe, porque ahora más que nunca necesitamos estar firmes en Nuestro Señor Jesucristo.

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