lunes, 3 de junio de 2013

Apocalipsis 9 (Michelle 27/05/2013)


Desde hace varios Lunes, hemos ido viendo cómo se abrían los sellos del libro del Cordero. En el capítulo sexto se abrían seis de ellos: en los cuatro primeros se ponía de manifiesto en los cuatro jinetes que Jesús vence a la guerra, al hambre, a la pobreza y a la muerte; y con el quinto y el sexto se nos presentaban las consecuencias de la victoria del Cordero según el uso hecho por los hombres de su libertad. En el capítulo 7, hubo una pausa entre éste y el 8, y no es hasta el octavo en donde se abre el séptimo sello, en el que se pone en marcha un nuevo juicio representado por siete ángeles que tienen cada uno siete trompetas. Una vez más, vemos que el número siete aparece reiteradamente como símbolo de universalidad y perfección.

                El capítulo del pasado Lunes hace referencia a la purificación de las oraciones de los santos anunciando el Gran Día, y veíamos cómo con el séptimo sello Dios está anunciando siete plagas o juicios. En concreto, con las cuatro primeras trompetas de los primeros cuatro ángeles se anuncian los juicios sobre la naturaleza: los desastres sobre la tierra, sobre el mar, sobre las aguas y sobre el cielo. Después de esto, terminaba el capítulo 8 con estas palabras: “¡Ay, ay, ay de los habitantes de la tierra, cuando suenen las trompetas restantes de los tres ángeles que van a tocar!”. Un panorama triste se presenta bajo este juicio, pero lo peor está todavía por venir. Si las primeras trompetas ya anunciaban los juicios sobre la naturaleza, estos tres ayes, las otras tres trompetas, advierten que esas plagas que vienen serán más terribles que las cuatro primeras, haciendo énfasis en los juicios sobre los seres humanos que aún moran sobre la tierra y no llevan el sello de Dios, es decir, aquellos que no se quieren arrepentir, pues los otros tres ángeles son enviados para castigar a los hombres que rechazaron la salvación. En los versículos que iremos leyendo tenemos las descripciones más horrorosas concernientes a lo que ocurrirá cuando el quinto ángel salga para ejecutar su terrible misión con el sexto ángel, correspondientes al capítulo 9.

El primer ay anuncia la caída de una estrella a la Tierra. A la estrella se le dio la llave del pozo del abismo, lo que indica la soberanía de Dios porque es Él de quien depende la llave. La quinta trompeta anuncia un ataque demoníaco contra la humanidad por medio de una plaga de “langostas” que atacan y torturan a los humanos. Las langostas son símbolo de la horrible naturaleza del juicio que les sobrevendrá a los hombres. A las langostas se les dio orden de no dañar la vegetación, pues Dios, como Creador, interviene en las leyes naturales y suspende el hábito natural de las langostas por la comida, pues normalmente estos seres se alimentan de hierba u hojas de árboles.

Las langostas en este capítulo son seres infernales, insaciables, intolerables, invencibles, insensibles… y su misión es atormentar a los hombres, no matarlos. El pecado trae siempre consigo su propio castigo y siempre hay fuerzas listas para atacar al hombre cuando peca, como se hace destacar en esta descripción de las langostas. También Juan hace referencia al líder de este ejército, a Abaddón en hebreo y Apolión en griego, que significan “El Destructor”, es decir, Satanás. Además, la quinta trompeta nos anuncia otro mensaje para aquellos que hayan rechazado a Dios porque Él no tendrá tregua, lo peor les aguarda todavía: "He aquí, vienen aún dos ayes después de esto".
 
El segundo ay se prolonga hasta el capítulo 11. El juicio de la sexta trompeta, aunque es parecido al anterior, es de una naturaleza mucho más grave. Cuatro ángeles atados junto al gran río Éufrates para un momento programado por Dios son desatados. Por lo que se describe, estos ángeles son diabólicos y estaban a la espera de ese momento. Están bajo el control de Dios, pues como veremos, siempre estuvieron listos para realizar su tarea, pero no se les soltó hasta que llegó el momento exacto, Él tenía un plan establecido, y no podían actuar sin la señal de Dios.  Su misión era matar a un tercio de la humanidad. Bajo el tercer sello, una cuarta parte fue exterminada por los cuatro jinetes, y ahora perece una tercera parte de las tres cuartas partes restantes.

El número cuatro es significativo, porque es el número de la Tierra y sugiere universalidad. Hay cuatro estaciones en el año y la Tierra tiene cuatro ángulos; y las cuatro divisiones de la raza humana son naciones, tribus, pueblos y lenguas. El propósito de estos cuatro ángeles era hacer que se arrepientan los supervivientes de las plagas mediante un ejército de jinetes montados sobre caballos con una apariencia aterradora, pues la humanidad aquí es acusada de adorar a los demonios. El castigo expresado en la sexta trompeta es, con seguridad, una guerra que exterminó a ese tercio de los hombres por medio del fuego, azufre y humo. 

Recordamos cómo en el mensaje de las Siete Iglesias, Dios llamaba a los hombres al arrepentimiento y a su conversión para ser salvados y poder construir el Reino de los Cielos, pues para aquellos que no lo hacían, su mensaje era de condenación. Aquí lo vemos especialmente, pues aquellos hombres que rechazaron a Dios, han sido condenados. Con la quinta trompeta la condena no es la muerte, sino la tortura, no son exterminados por las langostas, pero el sufrimiento por esta tortura, harán que deseen la muerte. Con la sexta, un tercio es exterminado, y el resto es advertido y llamado al arrepentimiento. Por eso, aquí se pone de manifiesto que el hombre queda sin excusa, y es imposible que escape del castigo.
 
Ayer celebrábamos la Santísima Trinidad, en donde San Pablo decía en sus cartas a los Romanos que “el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu que se nos ha dado.” Dios es misericordioso, por tanto, es importante que nosotros como cristianos sepamos responder al mal con el bien, como ya nos dijo el Papa Francisco, y que nuestra prioridad sea Cristo como centro de nuestra vida para encontrar el camino de la salvación, pues Jesús es “el Camino, la Verdad y la Vida, y NADIE viene al Padre sino es por Él”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario