Al
final del capítulo 5 se había visto que el Cordero es el único digno de abrir
el Libro y romper sus sellos.
En
esta lectura, el Cordero abre los cuatro primeros sellos, apareciendo cuatro
caballos (blanco, rojo, negro y bayo) con sus jinetes.
El
pasaje de los cuatro jinetes del Apocalipsis es uno de los más conocidos de
este libro, y muchas veces ha sido relacionado con una visión profética de la
caída del Imperio Romano.
Pero
no solo debemos ver este libro como unos acontecimientos acaecidos hace siglos;
ni tampoco como algo de un futuro lejano. La Palabra de Dios es actual:
Aunque
ahora la peste no cause tantos daños, sigue habiendo enfermedades. Sigue
habiendo muerte. Esto es lo que representa el caballo bayo.
También
sigue habiendo hambre, representado por el caballo negro. La avaricia ha
llevado a especular hasta con la comida y, como está escrito en esta lectura,
algunos alimentos básicos, como los cereales, tienen precios prohibitivos para
demasiadas personas.
Y sigue habiendo guerras (representadas por el caballo rojo), en las que los
hombres se matan entre sí.
Pero
no debemos perder la esperanza. Queda el primero de los jinetes, que es el que
tiene la última palabra: De color blanco, símbolo de la inocencia, de la
pureza, de la luz, y de la Vida, ha salido victorioso. Es Cristo, que ha
vencido al mundo. Y derrotará a los otros tres jinetes:
Para
vencer a la guerra, nos ha mandado que nos amemos unos a otros como Él nos ha
amado. Hasta dar la vida por los amigos.
Para
vencer al hambre, nos ha dado como alimento su propio cuerpo.
Y
para vencer a la muerte, se sometió a ella. Pero HA RESUCITADO, logrando así la
Vida Eterna para todos nosotros.
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