Los católicos de la vida actual
debemos actuar como San Pablo, es decir, aunque también somos perseguidos por
nuestras creencias y por nuestra Fe en Cristo Jesús, no debemos callarnos ni
escondernos, sino que tenemos que luchar para que el bien, el Amor, la
Justicia, la generosidad para con los demás y la Resurrección de Jesucristo
sean conocidos por todos. En muchos rincones del mundo hay gente con sed de
Dios, hay gente que pide a gritos un sentido en su vida, un camino que seguir,
y nosotros debemos ser los que les ayudemos, los que les guiemos en el Camino
hacia la Vida Eterna,
el camino de la Resurrección.
Debemos dar Fe de que Jesucristo
vive en nosotros, de que en Jesucristo hay vida, una vida Eterna que todos
podemos conseguir si vivimos ayudando a los demás, amando a Dios y al prójimo,
haciendo justicia, cumpliendo los mandamientos con los cuales podremos ser
Santos, y no callándonos y escondiéndonos en nuestras casas.
Debemos hacer apostolado en el
colegio, en la universidad, en el trabajo o en cualquier lugar donde conozcamos
a alguien, personas que a lo mejor gracias a nuestro testimonio podamos mover
su conciencia, su corazón, su Fe, e incluso podamos hacer que lleguen a ser
Santos.
Debemos tener muy presente que
Dios quiso que viviéramos esta vida que tenemos cada uno de nosotros, para ser
testimonios de la Fe, de la Resurrección y de la vida Eterna. Intentemos
ser Santos y que la gente que nos rodea también lo sea. Amemos a Dios y al
prójimo como a nosotros mismos, demos Gloria a Dios.
Lo más bonito que podemos hacer
es dar la vida por Jesucristo y por los demás. Si vivimos junto a Jesucristo,
viviremos felices y llenos de Amor y sabremos que hemos aprovechado al máximo
el tiempo vivido en la Tierra.
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