lunes, 7 de mayo de 2012

Hechos de los Apóstoles 16 (Jesús 7/05/2012)

En este capítulo y en general a lo largo de todo el libro de los Hechos de los Apóstoles, como hemos ido viendo, se nos da a conocer cómo la comunidad de los discípulos de Jesús se van extendiendo y van predicando su mensaje, ya no sólo por Israel, sino por los diferentes países cercanos.

En concreto el capitulo 16 que vamos a leer, nos enseña cómo Pablo y Timoteo evangelizan con su vida y su predicación la Antigua Macedonia.

Creo claramente que el texto nos pueden enseñar un camino para la tan importante tarea de la evangelización, que hoy día la Iglesia nos propone y nos propondrá con más insistencia en el Año de la Fe que comenzaremos el curso que viene.

Por ello creo que debemos de prestar atención a las diferentes actitudes de los apóstoles en su tarea evangelizadora; comenzando el capítulo se nos dice que Pablo iba entregando para que lo observasen las decisiones tomadas por los apóstoles y presbíteros en Jerusalén.

Esto pone de relieve la importancia desde el principio de la Tradición Apostólica, y como dicha Tradición estaba presente en las diferentes comunidades y ciudades cristianas, al igual que hoy día deben de estar presentes en nuestras comunidades como materia evangelizadora.

Pero para transmitir el mensaje evangélico debemos ir a aquellas personas que aún no lo conocen. Esto mismo tuvo que hacer Pablo, quien en un sueño tuvo una visión en el cual un macedonio le suplicó: “Pasa a Macedonia y ayúdanos”. Claramente aquí a Pablo y hoy día a nosotros la “Palabra de Dios” nos quiere mostrar la sed de Dios que tiene tanta gente a nuestro alrededor, muchas veces nos lo harán saber, pero otras tantas deberemos ser nosotros los que nos acerquemos y propongamos  esa agua que colma toda necesidad.

Pero más adelante veremos en el pasaje o podremos haber experimentado en nuestra vida cómo por testimoniar nuestra fe de una manera o de otra podremos ser despreciados, o cómo en el caso de cristianos de otros países al igual que Pablo llegar a ser encarcelados.

Pero aún así llama la atención cómo Pablo y Silas en la cárcel, quizá en un momento de gran dificultad, estaban unidos orando cantando himnos a nuestro Señor.

Nosotros al igual que Pablo e igual que viene haciendo la Iglesia hasta nuestros días nos reunimos para alabar a Dios con salmos y cánticos, y de esta manera no sólo alabaremos a Dios y nos fortaleceremos en los momentos de dificultad, sino que debemos coger fuerzas para que al igual que ellos podamos ir con nuestra vida y nuestro testimonio a dar a conocer a Aquel que nos a Salvado y nos ha amado hasta el extremo.

Tenemos que estar seguros de que también con nuestro propia vida con la Gracia de Dios podremos hacer que haya gente que conozca a Dios. Tenemos muchos ejemplos de que es posible. Quizá lo hayamos vivido en primera persona o sino lo habremos podido leer en la vida de los santos, e incluso en este mismo pasaje se nos muestra con el ejemplo del carcelero que ve en Pablo y Silas ese amor que le tiene aunque sea el propio guardián de la cárcel.

Veremos cómo el carcelero al ver ese amor hacia él les pregunta como puede salvarse.
De la misma manera si intentamos ser reflejo de Cristo, se nos acercarán diciéndonos como pueden hacer para seguir esta elección de vida.

Por último os invito a que escuchéis con atención este relato y que en el momento de la oración personal pidamos al Señor poder llegar algún día a ser grandes transmisores de Su Palabra.

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