En este capítulo de los Hechos de los Apóstoles hace referencia a la conversión del apóstol Pedro y del ciudadano romano Cornelio.
El pasaje se enmarca en dos ciudades, la primera de ellas es la ciudad de Jaifa, (en cuya ciudad algunos de vosotros habéis podido estar el verano pasado), en la actualidad la Iglesia de San Pedro hace referencia a la estancia de Pedro en dicha ciudad. La otra ciudad es Cesaréa donde residía el capitán romano Cornelio.
Pero yendo al hecho concreto podremos ver a lo largo del pasaje cómo las dos conversiones se llevan a cabo principalmente por dos gestos, la ORACIÓN y la LIMOSNA, que junto con el ayuno, la Iglesia desde los primeros tiempos nos propone para la conversión de nuestro corazón y así nuestra propia Salvación.
El pasaje comienza con Cornelio dispuesto en oración, y veremos cómo es en ese momento cuando Cornelio es escuchado por Dios y el mismo Dios le mueve a que busque a Pedro para encontrar la Verdad que tanto desea.
Nos sigue relatando cómo al día siguiente es el mismo Pedro el que también puesto en oración va a recibir la conversión del corazón.
Ésta conversión de Pedro no va a ser cómo la de Cornelio, Pedro ya había conocido personalmente a Jesús, ya había sido bautizado, pero como todos necesitaba purificar su corazón y darse cuenta que la Salvación traída por el Mesías no era sólo para el pueblo judío al que él pertenecía, sino para todos los hombres.
Otro momento clave es cuando el Espíritu Santo le hace ver a Pedro que reciba a los enviados por Cornelio, es decir vemos cómo estamos llamados continuamente en nuestro lugar de trabajo a dar testimonio de nuestra fe, de la misma manera que hará Pedro ante Cornelio y los demás apóstoles y discípulos en el lugar donde estén.
Pedro da la Buena Nueva a Cornelio y a los que estaban en su casa, explica al final cómo ellos han sido testigos de todo lo que hizo Jesús en Judea; NOSOTROS también lo somos, al igual que Pablo, cada uno de nosotros hemos tenido una experiencia personal e íntima con Él, diferente a la de Pedro y a la de los demás apóstoles pero no por ello menor.
Veremos en el relato cómo antes de acabar de predicar Pedro, el Espíritu Santo bajó sobre todos los oyentes, por ello no podemos dudar que de la misma manera, cada vez que nosotros tanto con nuestro ejemplo o con nuestra palabra prediquemos a Cristo el mismo Espíritu bajará a aquellos con los que estemos.
Nosotros para la religión judía seríamos gentiles, paganos, pero sabemos que Jesús rompió toda separación y al igual que el pagano de Cornelio, nosotros hemos recibido el bautismo y la plenitud del Espíritu Santo, por ello con esta certeza firme de ser Templos e Instrumentos de Dios os invito que en el tiempo de silencio que vamos a tener reflexionemos sobre los tres puntos claves que creo que esta lectura puede ayudarnos:
• El primero de ellos es la importancia de la Oración, como sabemos tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo están continuamente mostrándonos su importancia; en concreto vemos cómo Jesús y sus discípulos, se ponen en oración en varios momentos del día.
• El segundo es ver, cómo al igual que Pedro y Cornelio, mediante la oración conseguiremos esa conversión tan apropiada en estos días de la Cuaresma.
• Y el tercero es cómo a través de la Oración y la Conversión seremos capaces de dar un mejor testimonio tanto de obra como de palabra de la importancia de Dios en nuestras vidas.
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