viernes, 6 de mayo de 2011

Santiago 5 (Cristina 11/04/2011)

En este capitulo de la Epístola de Santiago se habla principalmente de tres temas entre sí muy relacionados:

En primer lugar, Santiago nos advierte de que la vida de todo cristiano no ha de estar ligada a los bienes materiales, pues éstos sólo corrompen nuestra alma y nos hacen desgraciados. ‘Vuestra riqueza está podrida, y vuestros vestidos apolillados. Vuestro oro y vuestra plata están llenos de herrumbre, y esta herrumbre será vuestro testigo de cargo y devorará vuestras carnes como fuego’- dice Santiago

Las personas, en general, tendemos a acumular posesiones terrenales con vistas a usarlos en un futuro, pero no nos damos cuenta de que sólo Dios nos concede ese privilegio.

‘Habéis hartado vuestros corazones para el día de la matanza. Condenasteis y matasteis al justo’-añade la carta. Pues bien amigos, ¿cuántas veces hemos deseado tener algo con tanta insistencia y hemos dejado de pensar en lo que es importante de verdad?. Jesús lo dio todo por nosotros, se desposeyó hasta de su propia vida para que “otros” se salvaran.

Sigamos, pues, su ejemplo y cortemos aquellas raíces que nos agarran y empujan a la tierra y nos alejan del Padre.

En segundo lugar, Santiago nos invita a esperar, en La Palabra, La Venida del Señor, fortaleciendo nuestro Espíritu siguiendo el ejemplo de los profetas.

Debemos esperar pacientes y humildes, sin cavilar por el mal camino, pues su llegada está próxima

Y en tercer y último lugar el Apóstol nos recuerda que no debemos de jurar (que nuestro asentimiento sea un sí y nuestra negación sea un no), que hemos de confesarnos y que oremos de forma sincera, en comunidad e individualmente, ayudando al hermano que se desvía del camino.

Por tanto oremos y pidamos a Dios que seamos fieles a su Palabra y a su Obra siguiendo el ejemplo de su Hijo, y arrepintiéndonos de aquellas veces que hemos sucumbido ante la seducción de las cosas de este mundo.

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