martes, 25 de enero de 2011

Santiago 5, 7-10 (Jesús 13/12/2010)

En este tiempo de Adviento que la Iglesia nos ofrece, recordamos y esperamos dos acontecimientos, por un lado y a la vez la tradición mas antigua, la de recordar la próxima venida de Cristo, la Parusía y por otro lado el nacimiento del Señor. La Palabra de Dios que se lee y se proclama durante la celebración eucarística durante estos Domingos de Adviento podemos ver cómo las primeras lecturas son del profeta Isaías anunciando la venida del Mesías y en las segundas lecturas nos hablan de la segunda venida que ha de realizarse.

En este 3º Domingo de Adviento, la Iglesia nos presenta en la liturgia como cada Domingo tres lecturas y un salmo. Centrándome en la segunda lectura de la carta del apóstol Santiago, una vez más nos alientan a tener paciencia, como nos dice el apóstol: “Tened paciencia hermanos hasta la venida del Señor”. Al igual que en la Iglesia Primitiva se nos puede plantear dudas del porqué tanta tardanza en su venida, pero estas dudas también se plantearon cuando los profetas anunciaban la venida del Mesías.
Por ello os invito a que escuchéis la Palabra de Dios que se va leer y que meditemos las palabras del apóstol, que al igual que el agricultor espera la cosecha y del mismo modo que los profetas perseveraron ante las dificultades, nosotros también vivamos este tiempo que el Señor nos ofrece para prepararnos para la solemnidad del nacimiento de Jesús y para su segunda venida ya que como el mismo Jesús nos dijo, no sabemos ni el día ni la hora, por ello como nos exhortar Santiago, no nos quejemos unos de otros y esperemos con un corazón y espíritu limpio para que el día de su venida nuestro nombre estén escritos en el Libro de la Vida.

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