En esta carta a los romanos, san Pablo nos habla de la manifestación de Dios a lo largo de la historia al hombre. Nos dice que, aunque sea necesaria una revelación, se puede llegar a conocer a Dios con la razón a través de sus obras, siempre y cuando, a partir del estudio de lo creado se reconozca al Creador, es decir, Dios se revela en sus criaturas pero éstas no son Dios y no han de ser adoradas porque cuando se niega la existencia de Dios para dar culto a lo material es fácil caer en el pecado, las pasiones vergonzosas, la corrupción de la carne y, como consecuencia la del espíritu, es decir, la condenación. Por eso san Pablo retoma la acusación del libro de la Sabiduría contra los idólatras que adoraban a los astros del cielo en vez de reconocer en ellos al Artesano que los ha creado.
Esta enseñanza se ha reafirmado en la Iglesia con los Concilios Vaticano I y Vaticano II.
De hecho, existen signos objetivos del paso de Dios a través de la historia de los hombres. Por ejemplo:
•La permanencia del pueblo judío a través de la historia.
•La asombrosa personalidad de “Jesús de Nazaret”.
•El testimonio brindado por los apóstoles después de la resurrección de su Maestro.
•Las historias maravillosas de los santos.
•Las curaciones que tienen lugar en Lourdes y en otros lugares.
•La vitalidad de ciertas comunidades cristianas de todos los tiempos.
Por desgracia, nuestros hermanos protestantes piensan que el pecado original ha corrompido tanto nuestra inteligencia que es incapaz de reconocer a Dios en sus obras y consideran que sólo se puede encontrar a Dios en su hijo Jesucristo.
En el comienzo del segundo capítulo san Pablo nos dice claramente que no debemos juzgar, pues todos pecamos. Y aún más cuidado con el juzgar debemos tener los que somos conocedores de las Escrituras pues cuando pecamos tenemos plena conciencia. No obstante, a través de la razón se conoce la Ley ya que es algo que esta impreso en todo hombre por lo que no sirve de excusa el desconocimiento de la Ley para obrar mal. Para concluir dice que cada cual tendrá que dar cuenta de su vida ante el tribunal de Dios según la conducta buena o mala que haya adoptado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario